Llega un momento en la vida de todo bloguero gastronómico-repostero en que descubre que tiene un problema. Quizá incluso que se le está yendo de las manos. Ese descubrimiento viene rebelado por dos acontecimientos, que pueden ocurrir juntos o separados:
- Te pasas más tiempo sacándole fotos al plato que cocinándolo.
- Tienes a todos los comensales esperando sin poder comer hasta que tú acabes de hacerle fotos a lo que has cocinado.
Sé que muchos de los que estáis leyendo esto me entendéis a la perfección porque os ha pasado lo mismo. Crees que tienes todo bajo control, que sólo es un hobby y que no eres para nada friki. Pero no. Un día te ves en alguna de las dos situaciones anteriores (o incluso en las dos a la vez) y te das cuenta de que estás perdida.
Bien, pues yo me he visto en ambos casos...más de una vez!!!! Y creo que ya irremediablemente no hay vuelta atrás. En el caso de la receta que os traigo, con la tarta, me vi en la situación número 2. Lo que pasa que no veía a mi familia muy por la labor de esperar a que yo terminara de hacer el "tonto" y tuve que hacer las fotos a todo correr (de ahí que más de la mitad me salieron movidas, torcidas, horribles,...).
Lo más curioso de la situación número 2 es la cara de asombro de los comensales, ya que les "amenazas" con que ni se les ocurra empezar a comer porque tienes que hacer fotos para el blog. Y ves que miran con cara de preocupación y asombro. Y entre ellos intercambian miradas como comunicándose telepáticamente en plan:
- Oye, pero ¿qué hemos hecho mal para acabe así?
- No sé, yo pensaba que era normal...
- ¿En qué momento se ha convertido en una friki?
- Si cuando la ves parece una chica normal
- etcétera
En fin, sólo quería compartir mi problema, en plan Alcohólicos Anónimos pero en versión Blogueros Anónimos... Pero voy al lío ya con la receta porque no os la podéis perder!! Para nada sabe a cerveza, más bien a chocolate intenso, con un toque diferente. Y la combinación con el frosting de nata es simplemente espectacular, vamos, que me hubiera comido media tarta de una sentada!! Aunque aviso, es consistente, nada de un bizcocho esponjosito, no, es un señor bizcocho.
TARTA GUINESS
Inspiración: muuuuuuchos blogs! No voy a nombrar todos porque fueron muchos y porque en todos era prácticamente la misma receta, que originalmente es de Nigella Lawson. Yo le he cambiado la cantidad de azúcar (originalmente pone 400 g.)Tamaño del molde: molde de 26 cm de diámetro
Dificultad: desmoldarlo sin que se rompa
Tiempo: 15 minutos + 35-40 minutos de horno
Ingredientes
- 250 ml. de cerveza Guiness (o cualquier otra cerveza negra)
- 250 g. de mantequilla
- 75 g. de cacao en polvo sin azúcar
- 300 g. de azúcar
- 250 g. de harina
- una cucharada de extracto de vainilla
- 2 y 1/2 cucharaditas de bicarbonato
- 140 ml. de nata de montar (mínimo 35% materia grasa)
- 2 huevos
- 250 ml. de nata de montar
- 250 g. de queso crema
- 3 cucharadas de azúcar
Preparación
Precalentamos el horno a 180ºC.
En un cazo ponemos a calentar la cerveza. Antes de que rompa a hervir la retiramos del fuego y le añadimos la mantequilla troceada. Removemos para que la mantequilla se derrita del todo. Reservamos.
Batimos los huevos junto con la nata.
En un bol ponemos la harina, el cacao, el azúcar y el bicarbonato y con unas varillas manuales o con una cuchara revolvemos bien para que quede todo integrado. Tenemos que conseguir unos polvos de un color uniforme.
Vertemos los huevos y la nata en el bol de los sólidos. Vertemos también la mezcla de cerveza y mantequilla y la cucharada de vainilla. Con ayuda de las varillas (yo lo hice con las manuales) removemos todo bien hasta que nos quede una masa homogénea.
Engrasamos el molde y vertemos la masa en él. Lo metemos al horno y lo cocemos a 180ºC durante unos 35 o 40 minutos. Para comprobar que está hecho lo pincháis en el centro con un palillo, si sale limpio es que ya está.
Lo sacamos del horno y lo dejamos enfriar para desmoldarlo.
Para preparar el frosting los ingredientes tienen que estar bien fríos para que adquieran bien la textura. En un bol ponemos la nata junto con el azúcar y con ayuda de unas varillas (eléctricas mejor para no dejarnos el brazo) semi-montamos la nata. ¿A qué me refiero con semi-montar? Pues que tenemos que montarla pero no del todo, sin que llegue a estar firme del todo. Añadimos el queso cremo y batimos bien, terminando de montar.
Refrigeramos para que coja mejor textura.
Cuando el bizcocho esté frío, lo glaseamos con la crema de queso y nata. No hace falta que quede perfecto, ni liso ni nada. La gracia es que al quedar el bizcocho negro y el glaseado blanco, se supone que imita un poco a la cerveza Guiness con esa espuma blanca y densa.
Aunque no se vea muy bien, aquí veis el corte del bizcocho. Lo dicho, consistente! |
Una foto muy de andar por casa... ;) |
Lo mejor es dejar el bizcocho de un día para otro, para que se asiente. El día que lo hice el bizcocho era muy frágil y blando, mientras que al día siguiente era ya más consistente y denso.
También se puede hacer la versión cupcake de esta tarta. Para ello, teneís que reducir la cantidad de ingredientes exactamente a LA MITAD, y así os saldrán 12 cupcakes. El tiempo de horneado lo tenéis que reducir también a 25 minutos.
De verdad que lo hagáis en la versión que lo hagáis, ya sea en tarta o en cupcakes, esta receta es realmente deliciosa. Sobre todo recomendable para los amantes del chocolate, ya que sabe a trufa. El contraste con el frosting de nata tan suave es una maravilla. Así que os la recomiendo sin duda!
Por último, deciros que el domingo se acabó el plazo para participar en el sorteo de mi primer cumple-blog y que ayer a la mañana mañana hice el sorteo. La ganadora ha sido Esther Crespo, que participó en Facebook. Enhorabuena!!!!!! Mil gracias a tod@s los que habéis participado y gracias por los comentarios que he recibido :D
Muás