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sábado, 27 de abril de 2013

Cupcakes de dos chocolates: súper pecaminosos y antidepresivos

Si hay algo que está demostrado acerca del chocolate, es que es antidepresivo y revitalizante.

 
Esta semana ya la empecé cansada y encima me ha tocado dar un montón de clases (ya sabéis que soy monitora de aerobic y actividades deportivas), hacer un montón de cosas y rematar con una cena de esas que te dan las tantas...

Así que mi dosis habitual de dulce tenía que tener un "plus" o un puntito extra para no morir en el intento. Y qué mejor que el chocolate.... y si es por partida doble mejor aún!!


No tenía pensado hacer cupcakes, la verdad, me inclinaba más esta semana por algún tipo de masa o así. Pero oye, la inspiración o las ganas vienen cuando vienen y como vienen!!jeje. Además hacía ya un tiempo que no hacía cupcakes.
 
La cosa es que esta semana mi novio se iba de despedida de soltero (no, no, no, no me caso yo!!) y se me ocurrió que se llevaran algún detallito "gracioso" para el viaje...
 
 

Jajajaja, soy la peor, sí! Unas cup-tetas!!
 
Como no quería hacer un cupcake de algún sabor que ya he hecho, me puse a mirar en mis cientos de libros a ver cuál me inspiraba. Al final me decidí por unos cupcakes de chocolate negro con chips de chocolate blanco en su interior. Como eran 8 los que se iban de despedida, 8 "cup-tetas" y los otros 4 cupcakes para mi!! :D


Y ya que la masa llevaba chips de chocolate blanco por dentro, qué mejor que coronarla que con ganache de chocolate blanco. El pecado elevado a la enésima potencia. Y si ya lo rematas con una mini-chocolatina, ni te cuento!! Ya sabéis que yo no soy de buttercream...
 
Os aviso, simplemente cuando estéis preparando la masa os van a dar ganas de comérosla tal cual a cucharadas, cruda! Yo estuve a puntito de hacerlo!jajaja. Y el ganache de chocolate blanco...ñam! Era la primera vez que lo hacía de chocolate blanco y aún me pregunto por qué demontres no lo habré hecho antes!! Me comí la mitad a cucharadas y casi no me llega para los cupcakes!
 
 

CUPCAKES DE DOS CHOCOLATES

Inspiración: la receta de la masa la saqué del libro de Objetivo: Cupcake perfecto
Dificultad: controlar los más bajos instintos para no arramplar a cucharadas con la masa cruda.
Tiempo: 15 minutos + 25 minutos de horno
Cantidad: 12 cupcakes

Ingredientes
  • 115 g. de mantequilla a temperatura ambiente
  • 100 g. de azúcar
  • 3 huevos
  • 150 g. de harina
  • 50 g. de cacao
  • 1 cucharadita de levadura
  • 140 ml de leche
  • 1 cucharadita de extracto de vainilla
  • 130 g. de chips de chocolate blanco (o trocear 130 g. de chocolate blanco en tableta)
Preparación


Precalentamos el horno a 180ºC.
Tamizamos la harina junto con el cacao y la levadura y reservamos.
En un bol batimos la mantequilla junto con el azúcar hasta que formen una crema blanquecina. Añadimos los huevos uno a uno batiendo hasta que se incorporen a la mezcla.
Echamos la mitad de la mezcla de harina y cacao y batimos despacio hasta que se integren.
Disolvemos el extracto de vainilla en la leche y la vertemos en la masa, batiendo hasta que se incorpore.
Ponemos el resto de la harina y cacao y batimos despacio lo justo para que se integren a la masa.
Por último, añadimos los chips o los trocitos de chocolate blanco, removiendo con una espátula para que se distribuyan.
Preparamos las cápsulas en la bandeja de horno y las llenamos hasta unos 2/3 de su capacidad.
Horneamos alrededor de 25 minutos a 180ºC.
Cuando estén, los dejamos reposar en la bandeja 5 minutos y luego los pasamos a una rejilla para que terminen de enfriarse.


Para el ganache de chocolate blanco
  • 300 g. de nata para montar
  • 300 g. de chocolate blanco

Colocamos en un bol el chocolate bien troceado.
Ponemos la nata a calentar en un cazo. Justo cuando va a romper a hervir la retiramos (se sabe porque le empiezan a salir pequeñas burbujitas en la superficie). Vertemos la nata sobre el chocolate y removemos con unas varillas manuales hasta que se disuelva por completo el chocolate.
Tapamos la superficie del ganache con un poco de film transparente (para que no le salga "costra" a la superficie) y dejamos enfriar primero a temperatura ambiente y luego en la nevera mínimo 3 horas. Mejor si es de un día para otro.
Cuando la sacamos de la nevera, procedemos a montarla con unas varillas eléctricas hasta que quede consistente.

Decoramos los cupcakes con la boquilla que más nos guste (en este caso una 2D de Wilton) y con unas mini chocolatinas de chocolate negro. Las hice con unos moldes de silicona que hay para hacer mini tabletas. Sólo hay que derretir un poco de chocolate en el microondas, rellenar los moldes y dejar enfriar en la nevera. Quedan de lo más graciosas!

 
VARIACIONES: podéis hacer la versión de chocolate intenso, es decir, usar sólo chocolate negro. Para ello hacéis ganache de chocolate negro en vez de blanco (aquí tenéis un tutorial/recopilatorio con todos los tipos de rellenos y coberturas con sus recetas).
 
Ya sabéis, en momentos que necesitéis energía a tope o esos días depresivos en que sólo lo vemos todo mejor con un poco de chocolate, estos son vuestros cupcakes!! Ah! Y tod@s los que estéis por Madrid en Expotarta...¡os odio!jajajaja, que noooooooo! Pasadlo  muy bien y ya iré viendo todas vuestras crónicas y fotos de lo que había.
 
Muás
 
P.D. Mañana es el día del patrón de Álava, día de San Prudencio así que....zorionak a todos los alaveses!!!!! :D Como casi siempre, este año vuelve a hacer honor a su apodo de santo meón...y con frío!


martes, 23 de abril de 2013

Muffins con frutos del bosque y crema de yogur

No sé por qué, pero parece que si comemos algo que lleva fruta, como que nos sentimos menos culpables.

Aunque lo que lleve fruta sea una tarta enorme con kilos y kilos de buttercream, nata, chocolate o cualquier otra cosa poco sana. Pero oye, lleva fruta. Y si algo tiene la fruta es que es sanísima, buenísima y a mí siempre me han dicho que tengo que tomar 5 raciones al día de fruta y verdura.

Así que como quiero ser una chica sana... ¡¡5 muffins de estos para mí!! ;)
 
 
No sé si a vosotr@s también os pasa que a veces coméis algo fuera de casa que os encanta. Un postre, un dulce, un plato de lo que sea. Lo coméis y decís: "esto tengo que aprender a hacerlo como sea".

Pues bien, eso es lo que me pasó con estos muffins. Bueno, no con estos exactamente, sino con unos muffins que quería reproducir en mi horno a toda costa.


Concretamente, unos muffins que suelo comer cada vez que voy a Ikea. Ya os conté una vez mi relación gastronómica con esta tienda de muebles, que más bien parece que voy a comer más que a comprar (que también). 
 
En la cafetería tienen unos muffins de arándanos con una cremita blanca que quitan el sentido. No termino de tener claro si la crema me sabe a yogur o a qué. Cuando voy me como dos para desayunar y luego otro de postre así, sin despeinarme ni nada. Y sí o sí quiero aprender a hacer esos muffins adictivos en casa. Aunque pensándolo bien, no sé si es muy buena idea...
 
 
Con estos muffins me voy acercando un poco a la idea, pero aún estoy lejos de conseguirlo. Aunque difícilmente puedo conseguir unos iguales si aquellos son de arándanos y yo uso una mezcla de frutas del bosque... Por lo menos, con el experimento he logrado unos muffins de frutos del bosque que están buenísimos y una crema de yogur que está de muerte y va genial para acompañarla de fresas.
 
Y oye, de toda la vida yogur y fruta son algo sanísimo y que todas las madres les dices a sus hijos que tienen que comer, así que no hay problema en comer unos cuantos de estos! ;p
 
 
Ya veis en la foto lo esponjosos que quedan. Me encantan los bizcochos que llevan fruta dentro, porque quedan súper jugosos y muy suaves.
 
Yo los preparé el domingo después de una carrera de 15,5km que hice y oye, que no he tenido agujetas ni nada! Jajajaja, seguro que es por los muffins...
 
 
Vamos allá con la receta.
 

MUFFINS DE FRUTOS DEL BOSQUE Y CREMA DE YOGUR

Inspiración: después de consultar muchos blogs y libros, decidí preparar mi propia versión haciendo un popurrí.
Dificultad: no comerse la crema de yogur antes de rellenar los muffins.
Tiempo: 10 minutos + 25 minutos de horno
Cantidad: me salieron 10 pero bastante bajitos para ser muffins. Lo ideal sería hacer 8.
 
Ingredientes
  • 100 g. de mantequilla a temperatura ambiente
  • 100 g. de azúcar
  • 1 huevo
  • 150 g. de harina
  • 150 ml. de leche
  • 1 cucharadita de levadura
  • 1 cucharada de azúcar vainillado (o esencia de vainilla)
  • 50 g. de frutos del bosque (los míos eran congelados)
Preparación
 
Precalentamos el horno a 180ºC.
En un bol batimos la mantequilla junto con el azúcar hasta que formen una crema. Añadimos el huevo y batimos hasta integrar.
Tamizamos la harina junto con la levadura. Echamos la mitad en el bol y batimos suavemente hasta que se integren.
Añadimos la leche y mezclamos.
Terminamos de añadir el resto de la harina y el azúcar vainillado (o la esencia de vainilla).
Por último incorporamos los frutos del bosque. Para eso, primero los embadurnamos con un poco de harina para evitar que luego se nos vayan al fondo del molde. Podéis usar fruta fresca o congelada. En el caso de usar congelada como yo, lo mejor es que no la descongeléis primero, añadirla congelada porque sino suelta mucha agua y os estropea la masa.
Echamos la fruta a la masa y revolvemos suavemente con una espátula para repartir, pero sin estropear la fruta (si se rompe la fruta va a teñir toda la masa).
Rellenamos unos papeles para  muffins o de magdalenas hasta 2/3 o un poquito más de su capacidad.
Horneamos 20-25 minutos a 180ºC.
Dejamos enfriar sobre una rejilla.
 

Mientras se enfrían, preparamos la crema de yogur.

Ingredientes
  • 1 yogur griego
  • 50 g. de nata para montar
  • 25 g. de azúcar
Preparación
Semimontamos la nata junto con el azúcar. Incorporamos el yogur griego y revolvemos suavemente para que no pierda volumen.
Refrigeramos una media hora para que coja consistencia.
 
Una vez pasado el tiempo, vaciamos el centro de los muffins con un descorazonador de manzanas o con un cuchillo. Echamos crema dentro y tapamos con el trozo que hemos quitado.

 

VARIACIONES: puede usarse cualquier tipo de fruta que tengáis por casa. Cada fruta le dará su toque y un sabor característico. Además de rellenar los muffins con la crema de yogur, podéis servirlos en un plato y "regarlos" por encima con un poco más de crema.
 
Con las cantidades que os he dado para la crema os va a sobrar. Pero no pasa nada. Yo me comí ayer la que sobró con unas fresas y estaba de muerte. ¡Os aseguro que la que sobre no la vais a desperdiciar!
 

Después de esto no me digáis que no os han entrado ganas de comer fruta y de cuidaros un poco! ;) Espero que os animéis a probarlos y me contéis qué tal. No hace falta correr para hacerlos, que para el ritmo del día a día también os sirven!

Muás

P.D. Después de hacer la carrera y hacerla bien (una de las mejores que he hecho), ¡resulta que no salgo en la clasificación! No se me debió activar el chip o algo y es como si no hubiera corrido. ¡Qué rabia!

viernes, 19 de abril de 2013

Mikados caseros y lo que es mejor: sin huevo

Ya llevo unas cuantas recetas que son adecuadas para los alérgicos al huevo. Y es que todo el mundo tiene derecho a disfrutar de unas galletas o unos pasteles, sea alérgico o intolerante a algo o no. Me falta ponerme un poco más las pilas con recetas aptas para celiacos, pero todo se andará!
 

Sin embargo, estos Mikados me han servido también para darme cuenta de una cosa: no tengo ni idea de utilizar mi cámara de fotos. Tengo desde hace casi dos años una cámara réflex digital estupenda ella...¡que siempre la usaba en modo automático! Ayyy, si lee esto cualquier fotógrafo (o aficionado a la fotografía) me mata...
 
El caso es que hace unos pocos meses la empecé a usar en modo "semi"-automático, en un gesto de intentar "estrechar" mi relación con ella. ¡Sólo que siempre la ponía de la misma manera!


Pero ayer, al ir a sacar las fotos de los mikados, me di cuenta de que no era suficiente. Después de dos días con un sol radiante, volvimos a la cruda realidad de aquí del norte. De un día para otro 20 grados menos, un frío del copón y un día gris y tristón.
 
Y yo armada con mi cámara a ver si sacaba algo de provecho de ahí... El caso es que de lo que veía por el objetivo, a lo que luego la cámara me sacaba ¡había un mundo! Un color súper apagado y tristón.


Como me daba mucha rabia tener esas fotos tan tristonas, me puse a trastear con los botones de la cámara. Hasta que al final, conseguí que la luz que yo percibía en el objetivo se reflejara en la foto!!
 
Hombre, a ver, me queda muuuuuuucho que trastear en la cámara (un curso de fotografía no vendría mal y tal...) y mucho que aprender en cuanto a composición y eso. Pero para mí ha sido un paso enorme!


Eso sí, cuando toda contenta con mi descubrimiento estaba recogiendo la cámara y todo, no se me ocurre otra cosa que llevarme la cámara dentro de la funda, pero abierta.

Efectivamente, pasó lo que tenía que pasar: en lo que esquivaba al gato e intentaba que no se me cayera lo que tenía en la mano, la cámara se salió de la funda y se estrelló contra el suelo.


Se oyó un ruido escalofriante de cristales. Escalofriante porque a mi me entraron sudores fríos, escalofríos y de todo al pensar que se hubiera roto el objetivo, o la pantalla, o todo...

Por suerte, "sólo" se rompió el skylight (el filtro protector del objetivo) y parece que todo lo demás está bien. Uuuuuuf, ¡qué alivio! (Si leéis esto no se lo contéis a mi novio, que me mata!! Que siempre dice que soy un desastre con todo y que no cuido las cosas... O_o)


Bueno, mis descubrimiento fotográficos y mis meteduras de pata aparte, lo que os interesa es la receta, así que a ello vamos. Lo dicho, no llevan huevo y llevan también muy poquita cantidad de grasa. Además, como son chiquitines, son un tentempié perfecto o un caprichito de media tarde sin remordimientos. No os quejaréis, ¿eh?
 
 
 

MIKADOS

Inspiración: ¡ups! Esta es otra de esas recetas que tengo apuntada en un papelajo en modo telegrama...¡y no sé de dónde la saqué! :(
Dificultad: armarse de paciencia para darles la forma y bañarlos en chocolate.
Tiempo: 30 minutos + 10 minutos de horno
Cantidad: salen un montón!! A mi me salieron unos 60.
 
Ingredientes
  • 250 g. de harina
  • 40 g. de mantequilla a temperatura ambiente
  • 40 g. de azúcar glas
  • 100 ml. de agua
  • una pizca de sal
  • chocolate blanco y negro para postres (para la cobertura)

Preparación

Precalentamos el horno a 180ºC.
Ponemos en un bol la mantequilla junto con el azúcar y mezclamos hasta formar una crema. Podemos hacerlo con la batidora eléctrica o de forma manual.
Tamizamos la harina y vamos añadiendo la mitad poco a poco, mezclando.
Añadimos el agua y mezclamos bien. Por último añadimos el resto de la harina y una pizca de sal. Mejor con una espátula o con las manos, para poder mezclar bien todo. Si veis que os queda demasiado pegajoso, le añadís un poco más de harina. Tiene que quedar una masa que no se os pegue.
Formamos una bola.
Extendemos la masa intentando que quede bastante fina.
Cortamos tiras de unos 10 cm. de largo y de 1 cm. de ancho. Aproximadamente, se entiende. No hace falta andar ahí con una regla, todo a ojo!!
Con las manos, redondeamos las tiras.
Horneamos unos 10 minutos a 180ºC. Cuidado que no se os quemen, ya que al ser tan pequeños y finos enseguida se hacen.
Los dejamos enfriar sobre una rejilla.
Una vez fríos, derretimos chocolate en el microondas (o al baño maría) y bañamos los palitos con él.


VARIACIONES: además de hacerlas con chocolate blanco y negro, pueden hacerse con Candy Melts si los queréis hacer de colorines. Otra opción es que recién bañados, con el chocolate aún caliente, echarles sprinkles, cacahuetes (u otro fruto seco) troceados, semillas de sésamo, galletas troceadas... Así, además de quedar más ricos, creamos una superficie crujiente. Pueden hacerse también con harina integral.


Como veis, la mayor dificultad que entraña hacer esta receta es darles la forma redondita para que se parezcan a los auténticos Mikado de las tiendas. Pero si no os quedan bien, ¿qué más da? La cosa es que bonitos o feos están buenísimos!! Os animo a que los intentéis hacer en casa y me contáis.
 
Muás 

lunes, 15 de abril de 2013

Galletas de ricotta (o requesón) glaseadas...y sin huevo!!

Hace tiempo compré una tarrina de queso ricotta porque me apetecía hacer alguna receta con él. Aquí no lo suelo encontrar en casi ningún supermercado y me hizo ilusión verlo un día.  Así que para la nevera de mi casa...
 
¡Y ahí se quedó! (Como me pasa con muchas cosas que compro en momentos de euforia en el super).


Cuando vivía en Italia lo vendían en todos los supermercados y hacen un  montón de recetas basadas en este queso. Creía que teniéndolo en la nevera ya nada me impediría hacer alguna recetilla con él.
 
Bueno, nada, ¡salvo mi pereza! Qué horror, últimamente estoy de un perezoso subido. He cambiado de rutinas laborales y de horarios y me está costando cogerle bien el ritmo, ¡eso que ahora tengo más tiempo!
 

El caso es que el otro día vi horrorizada que se me caducaba ya el queso, así que lo tenía que usar sí o sí. Como no era plan de ponerme a hacer una "crostata" (que a dios pongo por testigo que algún día la haré ;P) busqué una receta más sencilla de hacer.
 
Sabía que hacía tiempo había visto en un blog italiano una receta de galletas que llevaban este queso...¿pero en cuál? Rebusqué entre todos mis papelajos en los que voy apuntando ideas y recetas sueltas que veo en plan telegrama:
 
                " x g. mantequilla, x g. harina,  x g. azúcar, x ml. leche.  Mezclar.  Horno 180ºC, 15 minutos. Listo"


Sí, en el momento en que la escribo lo entiendo. Pero cuando varios meses después la intento reproducir en mi cocina ya no la entiendo tanto... Y encima ni me acuerdo de dónde la he sacado porque no lo escribo (cosa que está fatal por mi parte, porque me gusta decir de dónde saco las recetas).
 
En ese plan telegrama es como encontré por casa la receta de estas galletas. Os voy a poner cómo interpreté ese telegrama para lograr algo comestible... Lo del glaseado sí que ha sido cosecha propia, jeje.
 

Os sorprenderá que no son galletas al uso, estas son blanditas, más tipo bizcochitos que galletas. Además tienen un sabor muy, muy suave. Por eso con el glaseado hacemos que tengan un sabor más intenso y muy refrescante.
 

GALLETAS DE RICOTTA (REQUESÓN) CON GLASEADO

Inspiración: algún  blog italiano...¡ahora vas y lo buscas! ;)
Dificultad: ponerle los sprinkles de forma "artística"
Tiempo: 5 minutos + 20 min. de nevera + 15 min. de horno
Cantidad: unas 20 galletas

Ingredientes
  • 250 g. de queso ricota (si no encontráis, se puede hacer con requesón, que es prácticamente lo mismo)
  • 375 g. de harina
  • 120 g. de azúcar
  • 50 ml. de leche
  • 50 ml. de aceite de girasol
  • 5 g. de levadura
  • una cucharadita de aroma de vainilla
Preparación

En un bol ponemos el queso junto con la leche y el azúcar y mezclamos bien (yo lo hice con una cuchara de madera). Añadimos el aceite y la vainilla y mezclamos.
Tamizamos la harina junto con la levadura y vamos incorporándolo a la mezcla poco a poco. Llegará un momento en el que no podemos seguir con la cuchara y tendremos que hacerlo con las manos.
Cuando consigamos una mezcla homogénea, formamos una bola y la envolvemos en film transparente.
Refrigeramos 20 minutos para que coja un poco de consistencia.
Precalentamos el horno a 180ºC.
Sacamos la masa de la nevera y la estiramos con ayuda de un rodillo. Cortamos galletas con la forma que queramos y las ponemos un poco separadas en una bandeja de horno cubierta con papel vegetal (de horno).
Horneamos 15 minutos.
Dejamos enfriar primero en la bandeja y después las pasamos a una rejilla para que terminen de enfriarse del todo.

Una vez frías, las podemos dejar así o glasearlas. Os recomiendo glasearlas para intensificar el sabor.

Para el glaseado
  • 2 cucharadas de agua caliente
  • 100 g. de azúcar glas
  • Esencia de limón o unas gotas de zumo de limón (o del sabor que le queramos dar)
Para prepararlo ponemos en un cuenco el agua caliente con la esencia de limón o del sabor que sea (algún sabor así fresquito como limón o naranja es el que mejor le va a estas galletas). Vamos añadiendo el azúcar glas a cucharadas, removiendo para que no queden grumos.
Tenemos que conseguir una textura líquida pero bastante espesa.
Con ayuda de una cuchara, echamos un poco del glaseado por encima de las galletas.
Por último, podemos decorarlas con unos sprinkles de colores, fideos de chocolate, ralladura de piel de limón...para que resulten más llamativas.


Como veis son muy fáciles de hacer y los sprinkles de colores las hacen muy llamativas para los niños. Además son aptas para alérgicos al huevo, con lo que son una buena opción de merienda o desayuno para los intolerantes al huevo. Eso sí, como os he dicho, no son galletas crujientes, sino más bien tirando a bizcocho.
 
Espero que os hayan gustado. A ver si me recupero del todo de este "momento pereza" que estoy pasando y para la próxima traigo algo un poco más elaborado...aunque estas cosas fáciles son lo más! jejeje.
 
Muás
 

miércoles, 10 de abril de 2013

Bizcocho de galletas al microondas y ¡que viva la pereza!

No sé qué me pasa esta semana, pero la pereza se ha apoderado de mí.
 
Tengo un montón de ideas y de recetas en la cabeza que quiero hacer (mi lista de "pendientes" empieza a ser peligrosamente larga), pero el cuerpo no me sigue. No hay  manera.
 
Le digo: "venga, vamos a la cocina a hacer esas galletas que tienen tan buena pinta". Pero él sigue con el culo pegado a la silla.
 
Entonces le digo: "bueno, pues vamos a hacer ese otro pastel que además de tener muy  buena pinta lleva poquitos ingredientes". Pero nada, sigue el culo pegado a la silla.
 
Como último recurso le digo: "va, esos muffins que llevas meses queriendo saber cómo se hacen. Ahora que ya tienes la receta no puedes esperar a probarla!". Pues ni con esas. oye. No hay manera.

 
Se me ha quedado el cuerpo bloqueado en modo Pereza ON. De vez en cuando me pasa, como soy bastante hiperactiva, hay temporadas en las que mi cuerpo se rebela y me obliga a bajar el ritmo. Así que hasta que se me pase, y para saciar un poco mi mono de dulce y de hacer cosas nuevas, tuve que buscar algo que fuera el no va más de la vagancia: un bizcocho que se hace en el microondas!

 
Y oye, que no ha quedado ni tan mal! Igual hasta hago el enorme esfuerzo de hacer otro y todo! jajaja. Os dejo la receta, que la pereza me ha invadido hasta a la hora de escribir, y mira que eso se hace sentada! Buuuuuf! A ver si se me pasa pronto!


Por cierto, esta receta os va a venir de perlas y no sólo para esos días que andéis con la pereza a tope. Si tenéis una visita inesperada  y le queréis sacar algo con el café, podéis prepararlo en un plís y quedar como auténticos anfitriones. Además se hace con ingredientes que tenemos de normal por casa.

O para esos días que no queremos encender el horno porque hace mucho calor, o porque no queremos encenderlo a lo tonto, o porque se nos ha estropeado y estamos a punto de que nos dé un ataque de ansiedad por no poder preparar ningún bizcocho.


 

 BIZCOCHO DE GALLETAS DIGESTIVE AL MICROONDAS

Inspiración: la idea la vi en un vídeo de YouTube...pero no sé ni cómo llegué a él!! Así que ya siento no poder mencionar la fuente :(
Dificultad: a prueba para los más negados en la cocina.
Tiempo: 15 minutos
 
Ingredientes
  • 200 g. de galletas tipo Digestive (la original usaba galletas María, pero no tenía y por no ir a comprar...buf!)
  • 100 g. de azúcar
  • 4 huevos
  • 60 ml. de leche
  • 50 g. de mantequilla
  • 1 cucharadita de levadura
Preparación
 
Trituramos las galletas con la batidora y reservamos.
Derretimos la mantequilla en el microondas y dejamos templar.
En un bol ponemos los huevos, el azúcar, la leche y la mantequilla derretida. Se puede batir con la batidora de cuchillas normal y corriente, no hacen falta  varillas.
Por último añadimos las galletas y la levadura y batimos para que se integren bien.
Enharinamos un molde apto para microondas y vertemos nuestra mezcla.
Lo cocemos durante 7 minutos a 800W de potencia. Lo sacamos y pinchamos por el centro para saber si está hecho. Si vemos que le falta un poco, lo vamos poniendo 30 segundos más, las veces que sean necesarias para que se termine de hacer.
Dejamos templar un poco y desmoldamos.
¡¡A comeeeeeeeeeeeer!!
 
 
VARIACIONES: la receta original se hacía con galletas María, pero yo la he hecho con Digestive porque son las que siempre tengo por casa. Podéis hacerlo con vuestras galletas favoritas, lo cual le dará un toque de sabor especial.
 
 
 
¡Ya veis que más fácil imposible! En 15 minutos o menos podéis tener preparado un bizcocho para la merienda o para un desayuno diferente y no os tenéis que preocupar de encender el horno ni nada. Ideal para esos días en que estamos perezosos como yo o para cuando empiece a apretar el calor y eso de encender el horno nos tire para atrás! No es el mejor bizcocho que vais a comer en vuestra vida, pero para apañar una merienda y acabar con el mono de dulce es estupendo!
 
Así que...¡a probarlo!
 
Muás

domingo, 7 de abril de 2013

Desayuno dominical: krapfen (o berlinas) al horno

Cuando vi esta receta supe que tenía que hacerla. La vi en un blog italiano y decían que eran como una especie de donuts rellenos al horno que se conocen con el nombre de "Krapfen" (no lo había oído nunca). Pero después de probarlos, el sabor y la miga me recordaron más a lo que toda mi vida he llamado berlinas.
 
Miré un poco en internet y al parecer los "krapfen" son originarios de Austria y sí que son lo que aquí conocemos como berlinas. Son como una especie de bollos suizos que se pueden rellenar de un montón de sabores o que pueden cortarse por la mitad para untarlos con mantequilla y mermelada.
 
 
 
Si sois capaces de aguantar a que se enfríen sin coméroslos todos de un tirón, os pueden apañar perfectamente el desayuno del fin de semana o la merienda de los peques. Y los no tan peques, que yo a mis 28 años sigo merendando religiosamente todos los días. :D

 
Para l@s que os da un poco de reparo o de miedo meteros en el mundo de las masas, os digo que quitéis ese miedo ¡¡YA!! Os vais a adentrar en un mundo apasionante, con infinidad de recetas por hacer y que os van a sorprender. Los bollos y demás masas, como panes, hechas en casa no tienen nada que ver con los que venden en las tiendas o en algunas panaderías. Saben a como cuando éramos pequeños, a tradicional y la miga que tienen es súper esponjosa.

 
 
La verdad que yo no soy quién para deciros que quitéis el miedo a las masas....cuando yo las hago con panificadora! ;P  jejejeje. Pero, como dirían nuestros queridos políticos, puedo prometer y prometo, que la próxima vez que haga una masa o bollo, haré todo el proceso a mano. ¡¡Sois testigos!!
 
De todas formas os explico también cómo se hacen estos bollos de forma "manual", para que sepáis cómo amasarlos y prepararlos. Mi idea era haberlos hecho a mano, pero la noche antes salí de cena, dormí sólo 4 horas,... y claro, la panificadora lo hace más rápido!jejeje
 
 

KRAPFEN / BERLINAS AL HORNO

 
Inspiración: podéis verla aquí
Dificultad: cogerle el truco al amasado si lo hacéis a mano. Si hacéis "trampas" como yo, ninguna!
Tiempo: 20 minutos + 2 levados + 15 minutos de horno
Cantidad: depende del tamaño. A mí me salieron 16!!
 
Ingredientes
  • 300 g. de harina de fuerza
  • 150 g. de harina normal
  • 225 ml. de leche tibia
  • 1 huevo
  • 60 g. de azúcar
  • 15 g. (un cubito) de levadura fresca  (marca Levital)
  • 100 g. de mantequilla a Tª ambiente
  • sal
  • azúcar glas (para decorar)
Preparación
 
EN PANIFICADORA: Primero disolvemos el cubo de levadura en la leche, que tiene que estar tibia. A continuación ponemos los ingredientes en la cubeta de la panificadora en el siguiente orden: la leche con la levadura, el huevo ligeramente batido, azúcar, la mantequilla cortada en trocitos, la harina y una pizca de sal.
Programamos la máquina en el programa de amasado + levado. Este programa nos amasará todo y además hará el primer levado más rápido que si lo hiciéramos fuera.
Puede programarse también en algún programa que sea sólo de amasado y hacer el levado fuera.
 
AMASANDO A MANO: Como en el caso anterior, lo primero será disolver la levadura en la leche tibia. En un bol grande (o sobre una superficie limpia) hacemos un volcán con la harina y en el centro disponemos el resto de ingredientes. Toca ponerse a amasar, poco a poco, hasta conseguir una bola de masa elástica que no se nos quede pegada.
Una vez que tengamos la bola de masa lista, la pondremos en un cuenco y la tapamos con un paño limpio. Hay que dejarla levar hasta que doble su tamaño (aproximadamente). El tiempo que tarde dependerá de las condiciones ambientales de la cocina, sobre todo de la temperatura.
 
 
Una vez levada la masa, la volcamos sobre la superficie de trabajo, que estará enharinada. Le damos un golpe con el puño a la masa para desgasificarla. Con ayuda de un rodillo, la estiramos dejándola de unos 4-5 centímetros de grosor. Con un cortador redondo (o con un vaso) cortamos círculos de masa. Vamos poniendo los círculos sobre una bandeja de horno cubierta con papel de horno. No los pongáis muy juntos unos de otros porque aún tienen que doblar su volumen y se os pueden pegar.
 
Dejamos levar la masa por segunda vez, hasta que doblen su tamaño. Otra vez el tiempo dependerá de la temperatura y humedad del lugar.
 
Precalentamos el horno a 180ºC. Horneamos nuestras berlinas durante 15 minutos, con calor arriba y abajo. Veréis que la parte de arriba se queda dorada.
 

Recién salidas del horno. ¡¡Qué olorcito!! Ñaaaaaam!

 
Dejamos que se enfríen y entonces ya las podemos rellenar. Podemos hacer de dos maneras:
- con una manga pastelera y una boquilla especial para rellenar (que es alargada).
- las podemos cortar por la mitad y untarlas o rellenarlas con lo que queramos.
 
 
Yo probé a rellenarlas con Nutella y la boquilla unas, y a untar con mermelada otras. Cualquiera de las dos opciones está buenísima!!
 
 
NOTA: si queréis tener estas berlinas recién hechas para desayunar, podéis hacer el segundo levado en la nevera. Simplemente cubrís la bandeja con un paño, la metéis a la nevera y por la mañana tenéis que acordaros de sacarla una media hora antes de meterla al horno para que coja temperatura. Así os olvidáis del rollo de andar esperando al segundo levado y os las podéis comer recién hechas, que es como más buenas están.
 
 
VARIACIONES: a la hora de rellenarlas, podéis usar todas las combinaciones que se os ocurran. Además del chocolate y de la mermelada, podéis rellenarlas de crema pastelera, de nata, de lemon curd,... Podéis también abrirlas por la mitad y untarlas con mantequilla y mermelada, queso fresco, o incluso con jamón y queso! 
 
 
Espero que las probéis. Prometo que la próxima vez que haga alguna masa de este tipo la amasaré a mano! ;)
 
Muás

miércoles, 3 de abril de 2013

Cookies de café con chips de chocolate blanco

Después de la Semana Santa y ese atracón de repostería y dulces tradicionales, ¿a alguien le quedan ganas de dulce?
 
Han sido días de torrijas, de monas de Pascua, de huevos de chocolate, de ver tartas, cupcakes y galletas decoradas con temática de Pascua por doquier,... que llegamos a la depresión post-vacacional con los niveles de azúcar en sangre disparados y con las ganas de dulce cubiertas para una temporada.
 

Eso sería lo normal...en una persona normal.
 
Pero a mí me ha tocado trabajar tooooda la Semana Santa, que si no llega a ser por el resto de blogs ni me entero que eran estas fechas. Y además, mis ganas o mi necesidad de dulce no desaparecen nunca. Por muy empachada o enferma que esté siempre hay hueco para el dulce. Es una necesidad fisiológica más.
 
 
Para entender el porqué de ser así, tenemos que remontarnos unos cuantos años atrás:
 
"Iratxe con 6 años. Mi madre con sus años (no diré cuántos para evitar represalias por su parte). Hora de comer y se produce la siguiente conversación:
 
- Ama, ya no quiero más pescado.
- Venga hija, un trocito más y lo dejas.
- ¡Que no puedo más! Es que ya estoy muy llena y no me entra...
- Sólo un trozo pequeño más y lo dejas, que casi ni lo has probado.
- Que no, que estoy muy llena!! Si como más voy a reventar.
- Bueno, pues si estás tan llena entonces no hay postre, porque no te entra.
- Ah, no, el postre sí me entra.
- Entonces el pescado también.
- No, es que no lo entiendes. Yo tengo la tripa partida en tres partes: una es para el primer plato, otra para el segundo y la otra para el postre. Las otras dos partes ya las tengo llenas, pero la del postre aún está vacía."
 
 
¡Toma ya! A ver quién es el guapo que rebate ese razonamiento de una niña de 6 años.
 
Y efectivamente, siempre tengo hueco para el postre. Lo cual me hace pensar que es cierta mi teoría.

 
Pero como entiendo que no todo el mundo tiene un estómago "multi-compartimental" y que es posible que hayáis acabado saturados de los dulces de Semana Santa, hoy os traigo una receta totalmente diferente a lo tradicional de estas fechas. Además, no es muy dulzona, con lo que os entrará genial con ese cafecillo de media tarde.

Sí, ese de alrededor de las 6 de la tarde que misteriosamente no lo podéis tomar solo sino que tiene que ir acompañado de algo para mojar y que no está nada recomendado para la operación bikini. Ya me entendéis ;)

 

COOKIES DE CAFÉ CON CHIPS DE CHOCOLATE BLANCO

 
Inspiración: un libro pequeñito llamado "Cookies", aunque cambié bastante la receta.
Dificultad: intentar dar "forma" a las galletas con las manos, ya que es una masa un poco pegajosa.
Tiempo: 5 minutos + 1 hora de nevera + 15 minutos de horno
 
Ingredientes
  •  125 g. de mantequilla (a temperatura ambiente)
  • 200 g. de harina
  • 60 g. de azúcar moreno
  • 30 g. de azúcar glas
  • 1 huevo
  • 1 cucharadita de levadura
  • 20 g. de café soluble (yo usé descafeinado, pero da igual)
  • 170 g. de chocolate blanco troceado
Propiedades
 
Ponemos en un bol la mantequilla junto con los dos azúcares y mezclamos bien con ayuda de una cuchara o espátula.
Añadimos el huevo ligeramente batido y mezclamos.
Tamizamos la harina junto con la levadura y la echamos en el bol. Echamos también el café soluble y mezclamos todo. Podéis  mezclar con la espátula, pero yo prefiero hacerlo con las manos aunque la masa es un poco pegajosa.
Por último, troceamos bien el chocolate blanco y lo añadimos a la masa, mezclando un poquito, lo justo para que se reparta bien por toda.
Hacemos bolitas con la masa, del tamaño aproximado de una nuez (yo las hice de tamaño "nuez vasca", porque eran grandotas!!) y las colocamos sobre la bandeja de horno encima de un papel de hornear.
Metemos la bandeja a la nevera durante una hora. En el libro pone que al congelador 30 minutos, pero yo no sé qué tipo de congelador gastáis vosotr@s, pero en el mío no entra ni en sueños!
Precalentamos el horno a 180ºC.
Sacamos la bandeja de la nevera y chafamos las bolas con la palma de la mano o con ayuda de una cuchara. No importa que nos queden con formas irregulares, son cookies!
Horneamos durante 15 minutos si queremos que queden un poco blanditas o durante 18 minutos si las preferimos más crujientes.
Dejamos enfriar 5 minutos en la propia bandeja y después las pasamos a una rejilla para que terminen de enfriarse.
 
Un consejo: están más buenas de un día para otro!
 
 
VARIACIONES: la receta original incluía además nueces pecanas. Con trocitos de avellana o de pistacho quedarían también buenísimas. Puede cambiarse el chocolate blanco por chocolate negro si queremos unas cookies un poco menos dulces.
 
 
Espero que os animéis a probarlas, si lo hacéis mandadme porfi las fotos para que las vea! :D
 
Muás