Ya os he dicho muchas veces que me encanta Italia y todo lo relacionado con ella. Desde que viví un año en Roma, tengo especial debilidad por todo lo italiano. Y su gastronomía no iba a ser menos. Y sus postres menos aún!jejeje.
En ese país hay una bollería y unos postres que son, de verdad, para perder el sentido.
Y unos de mis postres favoritos es, sin duda, la panna cotta. No hay cosa más sencilla de hacer que este postre y está buenísimo. Además permite hacer muchísimas versiones y combinaciones de sabores que hacen que no sea para nada aburrido.
Ya os enseñé cómo presentar una panna cotta tradicional de manera original en un huevo de chocolate y esta vez os traigo otra versión de este postre.
La semana pasada, ya os comenté, no tuve tiempo para nada. Era la última semana de trabajo, últimos exámenes (me estoy intentando sacar una FP por libre), médico con mi madre y 4 tartas y 40 galletas que preparar. Y en medio de toda esa vorágine: comida familiar.
Pero no una comida familiar cualquiera, no. Primera vez que nos juntábamos a comer mi novio y yo con su hermana y su marido, sus padres y mi madre. o_O
Siempre haciendo postres para el blog o preparando tartas y demás para otra gente, ¿y no iba a llevar nada de postre a la comida? No era plan.
Pero no tenía tiempo de preparar nada! Así que me dije: algo que se prepare en un plís.
Tenía un brick grande de nata empezado...lo vi claro: panna cotta.
Para que no fuera la panna cotta clásica, se me ocurrió hacerla de Baileys. Al final hice mitad de Baileys y mitad tradicional. Y para aprovechar los recortes de bizcocho que tenía, pensé en hacerle una base de bizcocho.
Y no sé si fue una pifiada o una genialidad: puse migas de bizcocho en el fondo y claro, al añadir la panna cotta líquida, se mezcló todo. Pero quedó buenísimo!!!!!
No tuve ni tiempo de hacerle fotos, así que quería repetir la receta para compartirla con vosotr@s , porque me parecía muy egoísta quedármela sólo para mí.
Pero cuando me iba a poner a reproducirla, de repente me vino un antojo de un café cortado con Baileys y hielo. En verano me encanta tomar este café por la tarde y al sacar la botella de Baileys se me antojó (no porque haga calor, que aquí últimamente sol sí, pero de 19ºC no subimos ni por casualidad!).
Y se me iluminó: "¿y si hago la versión postre de este café?"
Y eso es lo que os traigo hoy: una triple panna cotta de café, Baileys y la tradicional de vainilla.
En vez de poner bizcocho como base, se lo puse encima para decorar junto con una hoja de chocolate, porque quedaba sino muy sosete todo. Pero os lo podéis ahorrar, lo rico es comer la panna cotta con sus tres sabores que combinan a la perfección.
Además se toma fresquito (ideal si allí donde estáis hace calor) y no hace falta encender el horno para hacerlo (también ideal si tenéis la suerte de que donde estáis haga calor).
PANNA COTTA DE CAFÉ, BAILEYS Y VAINILLA
Inspiración: Italia
Dificultad: que no se nos mezclen las tres capas.
Tiempo de preparación: 5 minutos por color.
Reposo: mínimo 4 horas, mejor de un día para otro.
Cantidad: 8 vasitos.
Ingredientes
- 600 ml. de nata
- 100 ml. de café preparado (del que tomáis para desayunar)
- 100 ml. de Baileys
- 300 g. de azúcar (o un poco menos)
- 9 hojas de gelatina
- 3 cucharadas de azúcar vainillado
Preparación de la panna cotta de café
Ponemos 3 hojas de gelatina a hidratar en agua fría unos 10 minutos.
En un cazo al fuego ponemos 200 ml. de nata, 100 g. de azúcar y una cucharada de azúcar vainillado. Removemos para que el azúcar se disuelva.
Cuando rompa a hervir retiramos del fuego y añadimos los 100 ml. de café.
Escurrimos las hojas de gelatina y las añadimos a la preparación, revolviendo para que se disuelvan y se mezcle todo bien.
Vertemos la mezcla en los vasitos que tengamos preparados.
Preparación de la panna cotta de Baileys
Ponemos 3 hojas de gelatina a hidratar en agua fría unos 10 minutos.
En un cazo al fuego ponemos 200 ml. de nata, 100 g. de azúcar y una cucharada de azúcar vainillado. Removemos para que el azúcar se disuelva.
Cuando rompa a hervir retiramos del fuego y añadimos los 100 ml. de Baileys.
Escurrimos las hojas de gelatina y las añadimos a la preparación, revolviendo para que se disuelvan y se mezcle todo bien.
Dejamos templar un poco antes de verter la mezcla sobre la base de café. Hay que hacerlo con mucho cuidado para que la capa de abajo no se rompa ni se disuelva.
Preparación de la panna cotta de vainilla
Ponemos 3 hojas de gelatina a hidratar en agua fría unos 10 minutos.
En un cazo al fuego ponemos 200 ml. de nata, 100 g. de azúcar y una cucharada de azúcar vainillado. Removemos para que el azúcar se disuelva. Se podría hacer añadiendo una vaina de vainilla a infusionar. Luego simplemente habría que colar la mezcla antes de añadirle la gelatina.
Cuando rompa a hervir retiramos del fuego.
Escurrimos las hojas de gelatina y las añadimos a la preparación, revolviendo para que se disuelvan y se mezcle todo bien.
Dejamos templar un poco y ya podemos verter la preparación sobre la panna cotta de Baileys.
Esperamos a que se temple a temperatura ambiente y después la pasamos a la nevera. Tiene que estar mínimo 4 horas, pero queda mejor cuajada y con más sabor de un día para otro.
Sacar 10 minutos antes de servir y decorar al gusto.
Trucos / Consejos
Para que las tres capas de panna cotta se queden bien diferenciadas, hay que tener mucho cuidado a la hora de verter una sobre la otra. Cuanto más fría esté la base y menos caliente la preparación que vamos a verter, mejor.
Podéis sumergir el tarro en agua fría mientras estáis preparando la siguiente capa, para que vaya cuajando y esté más duro.
La panna cotta que vamos a verter encima, es mejor que haya perdido calor, pero no tanto como para que ya haya empezado a cuajar.
Aún así es probable que se os mezcle un poquito. Pero mientras no se mezclen los bordes, que son los que se ven, no pasa nada.
Siempre podéis hacer una de las capas, o dos,... O darle el sabor que queráis, esa es la magia de la panna cotta, que la podéis personalizar hasta lo que queráis! ^_^
Espero que os haya gustado!! Yo me acabo de merendar uno de los vasitos que quedaban, buenísimo!
Muás